Dispusieron, casi a la vez,
los pocos objetos útiles que sobrevivieron al desastre;
las cuentas de un collar náufrago,
jirones de tela arrancados a la piel disfrazada
las cuentas de un collar náufrago,
jirones de tela arrancados a la piel disfrazada
y el diario nunca escrito
de todos sus pormenores.
Coincidieron, sin saberlo, en la intención
de no volver sobre sus propios pasos,
ella con más voluntad,
de todos sus pormenores.
Coincidieron, sin saberlo, en la intención
de no volver sobre sus propios pasos,
ella con más voluntad,
pues él casi hubiera vuelto,
a quemarse en su sombra, en su luz, en su sexo
a quemarse en su sombra, en su luz, en su sexo
y mintieron con sincronicidad directamente proporcional.
Bebieron las últimas gotas de lluvia
que recogieron en el hueco de sus manos
después de despedazarlas entre caricias.
Secaron el aliento, velaron la madrugada,
añoraron el infinito, recompusieron el gesto,
giraron la cabeza como si nada hubiera muerto
y dejaron de ser amigos, casi a la vez,
mientras abandonaban el amor y se empapaban de olvido.
que recogieron en el hueco de sus manos
después de despedazarlas entre caricias.
Secaron el aliento, velaron la madrugada,
añoraron el infinito, recompusieron el gesto,
giraron la cabeza como si nada hubiera muerto
y dejaron de ser amigos, casi a la vez,
mientras abandonaban el amor y se empapaban de olvido.
©® Enrique R. del Portal, 2024