Y me perdí,
literalmente y en espíritu.
Por un momento no supe donde estaba,
tú ya descansabas en el aprisco de sábanas;
yo no encontraba el camino de vuelta a mi habitación
y ya casi había desaparecido el de regreso a casa,
literalmente y en espíritu.
Por un momento no supe donde estaba,
tú ya descansabas en el aprisco de sábanas;
yo no encontraba el camino de vuelta a mi habitación
y ya casi había desaparecido el de regreso a casa,
la otra casa,
la otra ciudad,
la otra vida.
Desde entonces
el pivote de mi corazón quedó varado en esta nada
a veces plácida y a veces turbulenta.
Sólo recuerdo aquel cruce.
Parar un instante bajo la lluvia, tan torrencial,
que desdibujaba los adoquines de la calle,
y con los ojos cerrados empaparme de aquella duda,
de aquel mar en suspensión y caída.
Ya no había motivo para correr.
el pasado era hojarasca y limo,
el presente demasiado permeable
y el futuro ¡ay, el futuro...! posiblemente esperando
en forma de rincón donde protegerme del aguacero
o de amable toalla tibia y seca.
Pero no me guarecí;
abracé la lluvia y me ofrecí al sacrificio.
Y aquí estoy deshecho, esparcido, disuelto.
Perdido
literalmente y en espíritu.
Desde entonces
el pivote de mi corazón quedó varado en esta nada
a veces plácida y a veces turbulenta.
Sólo recuerdo aquel cruce.
Parar un instante bajo la lluvia, tan torrencial,
que desdibujaba los adoquines de la calle,
y con los ojos cerrados empaparme de aquella duda,
de aquel mar en suspensión y caída.
Ya no había motivo para correr.
el pasado era hojarasca y limo,
el presente demasiado permeable
y el futuro ¡ay, el futuro...! posiblemente esperando
en forma de rincón donde protegerme del aguacero
o de amable toalla tibia y seca.
Pero no me guarecí;
abracé la lluvia y me ofrecí al sacrificio.
Y aquí estoy deshecho, esparcido, disuelto.
Perdido
literalmente y en espíritu.
©® Enrique R. del Portal, 2023
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