No tenían linde;
eran del priner colono
que se atreviese a llegar
y poner su enseña como bandera.
No tenían final,
calcitrantes e inevitables.
¡cómo amé y cómo extraño tus caderas!
eran del priner colono
que se atreviese a llegar
y poner su enseña como bandera.
No tenían final,
calcitrantes e inevitables.
¡cómo amé y cómo extraño tus caderas!
©® Enrique R. del Portal, 2023.
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